Comunicados

Carta de despedida

Dicen que las mejores cosas llegan cuando menos las esperas. Hace poco más de tres años estaba en segundo de carrera  —convencida de que me quería dedicar al Derecho Penal Internacional— y una tarde de otoño salí a pasear con una compañera de clase por el centro de Madrid. Nos topamos de casualidad con un bar abarrotado en Malasaña, y decidimos entrar para saciar nuestra curiosidad. Resultó ser una Terraza Europa en la que una eurodiputada y un investigador estaban debatiendo sobre el conflicto entre Israel y Palestina. Nos quedamos a escuchar el debate y, al terminar, Víctor, un voluntario, explicó que todo aquello era parte de la campaña del Parlamento Europeo para promover el voto en las elecciones europeas. Su estrategia era brillante, te invito a una birra y hablamos sobre Europa. Imposible resistirse. Nos animaron a los que estábamos allí a convertirnos en voluntarios de la campaña y yo perseguí a Ángeles, del Parlamento, por todo el bar hasta asegurarme de figurar en la lista de interesados.

La semana siguiente un grupo de unos quince voluntarios, más o menos jóvenes, estábamos sentados alrededor de la mesa de conferencias del Parlamento Europeo en Madrid. Presidían la reunión Gonzalo y Sandra, que llevaban un tiempo siendo voluntarios. Los que estábamos allí por primera vez éramos un grupo de lo más heterogéneo. Brayan era un internacionalista con una sensibilidad envidiable, Miguel un europeísta con un don sorprendente para la fotografía, Ale una apasionada por el diseño gráfico, Joaquín un trotamundos con vocación por la cooperación al desarrollo, e Irene estaba a punto de volar a EEUU para trabajar en asuntos de seguridad internacional. Lo único que teníamos en común eran las ganas de ponernos a trabajar en aquella campaña. La perspectiva de hacerlo era bastante emocionante: Carlos nos aseguró que tendríamos toda la autonomía del mundo para hacer lo que quisiéramos, y que el Parlamento estaría allí para apoyarnos. Y así fue.

Tras unos meses de trabajo, en febrero de 2019 fundamos Equipo Europa. La verdadera razón de su nacimiento no es demasiado romántica: la ley electoral impedía al Parlamento hacer campaña para las elecciones europeas a partir del 2 de abril, y solo podían seguir apoyándonos si nos convertíamos en un movimiento independiente. Debatimos mucho sobre el nombre, a mí no me gustaba nada ‘Equipo Europa’. Suena gramaticalmente incorrecto, recuerdo que pensé. Pero fue lo que se decidió en la votación, y desde ese momento hice el nombre mío.

El 26 de mayo celebramos las elecciones europeas, el final de la campaña y mi cumpleaños en la Casa Encendida en Madrid. Allí conocí a Isa, ‘la voluntaria de Salamanca’, que más tarde se convertiría en una pieza fundamental de Equipo Europa. Entre canciones, copas de vino, y un par de espectáculos, los que estábamos allí acordamos que Equipo Europa no podía desaparecer con las elecciones. Todos nos habíamos enamorado del proyecto, y entendíamos que tenía el potencial para conseguir mucho más que simplemente fomentar la participación en aquellas elecciones. Unos días después abrimos inscripciones —ilusos de nosotros, exclusivamente para jóvenes de la Comunidad de Madrid— y nos llegaron solicitudes de toda España. En un día habíamos pasado de ser siete a cien europeístas. No lo sabíamos entonces, pero habíamos prendido la mecha de un movimiento apasionante, que con el tiempo demostraría que los jóvenes comprometidos con Europa y con la democracia no éramos la excepción, sino la norma. Simplemente necesitábamos un espacio en el que poder dar rienda suelta a nuestras convicciones.

Lo que ha pasado desde entonces es historia. Tuvimos la suerte de contar desde el principio con socios que impulsaron el proyecto en sus regiones, y más tarde con otros socios que decidieron continuar con su labor y llevar las delegaciones hasta donde están ahora. No puedo mencionaros a todos, pero me gustaría deciros que si Equipo Europa ha llegado hasta aquí es, sobre todo, gracias a vosotros. Sois los verdaderos embajadores de Europa, los que han conseguido que el sentimiento europeo esté tan vivo en Pamplona, Valencia, Salamanca, Sevilla o Tenerife como en Bruselas. Vuestro legado es haber reforzado el demos europeo más allá de los confines de la euroburbuja.

Y, por supuesto, Equipo Europa también es fruto de la labor de las tres juntas que han conseguido coordinar todo este trabajo y, aun así, preservar la cordura. Brayan, Miguel, Gonzalo, Sandra, Irene, Joaquín, Ale, Javi, Edu, Manu, Isa, Jaime, Ina, Mauro, Agus, Luisa, Helena, Raquel: compartir esta aventura con vosotros ha sido emocionante. 

Además, jamás habríamos llegado a ser lo que somos hoy sin los apoyos que hemos recibido. No sé qué visteis, María, Eugenio, Teresa, Carlos, Ángeles, Damián y el resto de la Oficina del Parlamento Europeo, en nosotros, pero depositasteis una confianza ciega en Equipo Europa desde el primer momento. Y eso nos dio la fuerza que necesitábamos para crecer, apoyados en personas con las que compartimos un compromiso y en cuyo criterio siempre hemos confiado. A lo largo de los años hemos colaborado con instituciones, organizaciones y entidades a las que estamos plenamente agradecidos, y que ahora también forman parte de la historia de Equipo Europa, pero el Parlamento Europeo siempre será la casa que nos ha visto crecer, y María Andrés siempre será la madrina de este proyecto.

También le debemos mucho a la Comisión Europea, a las Embajadas de Alemania y de Francia, a la Secretaría de Estado para la UE y a los gobiernos regionales que nos han recibido durante los últimos años. Mª Ángeles, Lucas, Juan, Barbara, María, Audelin, Vincent, Álvaro, gracias por vuestra cercanía y vuestra confianza en Equipo Europa. 

Tres años después de nacer, podemos estar orgullosos. Hemos conseguido mucho. Mucho más de lo que nos podíamos imaginar cuando nos vimos en aquella reunión de voluntarios por primera vez, cuando acordamos llamarnos Equipo Europa o cuando decidimos continuar tras las elecciones. Ahora Equipo Europa nos queda grande a los que la fundamos. La asociación ya suma más de tres mil socios, y entre ellos empieza a consolidarse una nueva generación —tanto a nivel nacional como regional— preparada para tomar el relevo. Después de tres maravillosos años al frente de este proyecto, me toca pasar el testigo.

Me voy con pena por dejar atrás una etapa tan bonita, pero feliz por saber que a Equipo Europa le queda mucho por delante. Le deseo la mejor de las suertes a Helena, la nueva presidenta, y al resto de la nueva Junta Directiva, así como a las portavocías regionales que asumirán el cargo durante el próximo mes. Estaré aquí para todo lo que necesitéis.

Ser presidenta de Equipo Europa ha sido una de las mejores experiencias de lo que llevo de vida. He aprendido y me he divertido, he hecho amistades que atesoraré siempre y, sobre todo, he encontrado mi pasión. No esperaba toparme con todo esto cuando entré a aquel bar hace tres años, así que tengo que darle la razón a los que me han repetido, sin cesar, la cita con la que he empezado esta carta de despedida.

Gracias a todos los que me habéis acompañado en este camino, ha sido un verdadero placer.

Julia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

© 2023, Equipo Europa. Todos los derechos reservados. 

Web desarrollada por Ina Kokinova, Aitor Ugarte y RSquaredSolutions.

Olimpiadas sobre la Unión Europea

X