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Elecciones presidenciales de Rusia de 2024 desde la perspectiva europea

Las elecciones presidenciales en Rusia para el período 2024-2030, que comenzarán el domingo 17 de marzo, en apenas tres días, se perfilan como un evento clave que están captando gran interés a nivel europeo e internacional, por lo que no solo serán determinantes para el futuro liderazgo del país, sino que también conllevarán significativas implicaciones para las relaciones internacionales, especialmente en el ámbito de las dinámicas con la Unión Europea. 

Así, estas elecciones se presentan en un contexto político marcado por la continuación del liderazgo del presidente Vladimir Putin, quien ha desempeñado un papel dominante en la política rusa durante varias décadas. Pero también en circunstancias muy diferentes a las acostumbradas debido a la invasión rusa de Ucrania, la cual dio comienzo hace ya más de 2 años. Sin embargo, la pregunta central radica en si estas elecciones representarán un cambio sustancial en el panorama político de Rusia y, como consecuencia, una vuelta respecto a sus relaciones con la UE, o si consolidarán aún más el liderazgo del actual presidente

Por otra parte, la candidatura de Putin ya ha sido confirmada oficialmente por la comisión electoral rusa, por lo que se espera que este continúe en la presidencia hasta 2030. Aunque, con el fallecimiento del líder opositor ruso Alekséi Navalni, caben destacar otros rivales políticos que han generado dilemas para el Kremlin como Boris Nadezhdin, candidato del Partido Iniciativa Cívica, quien consiguió recolectar más firmas de las esperadas para presentarse a las elecciones presidenciales. Por su parte, un despreocupado Kremlin asegura que no considera que existan rivales políticos para Putin, mientras que Nadezhdin opina que “en el Kremlin se encuentran en una posición difícil”. Sin embargo, su candidatura ya ha sido rechazada por ser crítico con el Kremlin y la invasión rusa a Ucrania. 

En cualquier caso, si Putin o incluso un candidato afín al gobierno actual retiene la presidencia, que es el escenario más previsible, es probable que la política exterior rusa siga una línea de continuidad, lo que podría significar un mantenimiento de las actuales tensiones con la UE en temas como Ucrania, derechos humanos o la seguridad en Europa. Si, por el contrario, hay un cambio en la dinámica política en Rusia, podríamos ser testigos de una reforma en la política exterior rusa, lo que podría abrir nuevas oportunidades para el diálogo y cooperación con la UE en temas de interés compartido como las políticas medioambientales, comerciales o sobre la seguridad regional, además de revaluar su enfoque hacia Rusia y adaptar una renovada estrategia en consecuencia.

No obstante, independientemente del resultado electoral, es evidente que persistirán incertidumbres y desafíos en áreas como la democracia y los derechos humanos en Rusia, puntos clave en la agenda internacional y que podrían afectar a las relaciones bilaterales con otros países y, por supuesto, las relaciones con la UE.

En definitiva, estas elecciones que están a punto de celebrarse no solo determinarán el futuro político de Rusia, sino que también su futuro frente a países terceros y organizaciones como la propia Unión marcando así un importante impacto en la dinámica geopolítica global. Ahora bien, de acuerdo con la tradición del país y su situación en la actualidad, la duda que surge es si realmente Putin, con 24 años en el poder, debe seguir en él otros seis años más.

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