“La brutal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha traído de nuevo a Europa una guerra de alta intensidad. Tras décadas de gasto insuficiente, debemos invertir más en defensa, pero tenemos que hacerlo mejor y juntos”; estas fueron las palabras de Josep Borrell, el actual vicepresidente de la Comisión Europea y alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, a comienzos de este marzo cuando presentaba la nueva Estrategia Industrial de Defensa europea (EID).
No sólo la guerra en Ucrania, sino también las guerras más allá del continente europeo, como es el caso del conflicto entre Israel y Palestina, han llevado a la UE a replantearse su actual política de defensa. Viviendo en un mundo globalizado, en el cual todas las crisis así como sus impactos están interrelacionados entre sí, Europa se ve en la necesidad de actuar de manera conjunta en cuanto a seguridad se refiere. Con el anuncio de la EID hace unos meses se han sentado las bases para, por primera vez en la historia de la UE, aunar esfuerzos en política de defensa.
La nueva Estrategia Industrial de Defensa: objetivos, medidas y directrices
La EID plantea una visión para reforzar la industria europea de defensa a largo plazo. Igualmente muestra los retos a los que se enfrenta actualmente la base industrial y tecnológica de la defensa europea (BITDE), pero también las oportunidades que existen para aprovechar todo su potencial.
Su principal objetivo es el aumento de la preparación industrial de la defensa europea. Esto significa que los Estados miembros deben invertir más, mejor, de forma conjunta y en Europa. Para ello la EID presenta las siguientes medidas destinadas a:
- determinar de manera más eficiente la demanda colectiva de defensa por parte de los Estados miembros;
- garantizar la continuidad del suministro de todos los productos de defensa a través de una BITDE más resiliente a circunstancias externas y más independiente del factor temporal;
- garantizar que los presupuestos nacionales y comunitarios apoyen con los medios necesarios la adaptación de la industria europea de defensa al nuevo contexto de seguridad;
- integrar una cultura de la preparación en materia de defensa en todas las políticas europeas;
- colaborar con la OTAN y socios estratégicos internacionales y cooperar más estrechamente con Ucrania en la industria de defensa.
La EID no sólo propone dichas acciones, sino que además establece unas directrices para los próximos años, concretamente desde 2024 hasta 2030. Estas están expresadas en forma de indicadores para medir los avances de los Estados miembros en cuanto a la preparación industrial de defensa. Se invita a los Estados miembros a, entre otros:
- adquirir al menos el 40 % de los equipos de defensa de forma colaborativa;
- adjudicar al menos el 50 % del presupuesto nacional en materia de defensa dentro de la UE y no en otros mercados
El Programa Europeo de la Industria de Defensa, la propuesta legislativa de la Estrategia Industrial de Defensa
De forma complementaria y con el fin de concretar la EID, se presentó asimismo un instrumento presupuestario y reglamentario: el Programa Europeo de la Industria de Defensa (PEID). Con el programa se pretende además facilitar una rápida adaptación de la BITDE a la actual realidad política y de seguridad.
En el marco del PEID se movilizará 1.500 millones de euros de presupuesto de la UE entre 2025 y 2027 para mejorar la competitividad de la BITDE en los mercados del sector industrial de defensa internacionales. Con el presupuesto del PEID también se fomentará el desarrollo de la base industrial y tecnológica de defensa ucraniana.
En cuanto a los aspectos reglamentarios, el programa presenta un nuevo marco legal que favorezca y amplíe la cooperación de los Estados miembros en la cuestión de los equipos de defensa: la Estructura para el Programa de Armamentos Europeos. Este marco refuerza la seguridad y la continuidad del suministro de productos de defensa, un aspecto que ha tenido clara prioridad en la EID. Por último, el PEID propone establecer una estructura de gobernanza, en la que los Estados miembros participen plenamente, a fin de garantizar la coherencia general de la acción de la UE en el ámbito de la industria de defensa (el Comité de Preparación Industrial en materia de Defensa).
Delegar o no delegar, esa es la cuestión
Impulsada por la situación de guerra en Ucrania, la Comisión trató de centralizar el sector industrial de la defensa, que, sin embargo, permanece fragmentado y parece incluso renacionalizarse. Y aunque el anuncio de la EID ha sido ciertamente un paso más de la UE hacia un mayor multilateralismo en esta cuestión, esta se ve limitada en su capacidad transformacional a nivel nacional.
La EID no tiene carácter vinculante, por lo que únicamente puede guiar las actuaciones de cada Estado miembro. ¿La razón para ello? La vital importancia de la política de seguridad y defensa para cualquier país. A Bruselas le faltan las competencias para poder determinar la política de defensa europea, sólo puede actuar bajo consentimiento y vigilancia de los Estados miembros.
Serán, al fin y al cabo, las estrategias e intereses nacionales los que faciliten u obstaculicen la implementación de la EID. Cabe destacar, además, que los recursos movilizados en el PEID por la UE provienen de las contribuciones nacionales que cada Estado miembro determina soberanamente. Debido a estas restricciones sistemáticas, la EID fija unos objetivos tan ambiciosos como genéricos.
Por tanto, aunque la guerra ha vuelto a Europa, prevalece el interés nacional ante el “espíritu de unidad europeo”.