Este invierno Finlandia no solo se ha preparado para el frío helador; también lo ha hecho para las elecciones Presidenciales del 28 de Enero. En medio de desafíos geopolíticos y ambientales y cambios sociales, la atención se centra en el papel crucial que jugará el próximo presidente en el destino y representación del país y su impacto en la escena europea.
Sistema político finlandés
Finlandia, junto con Islandia, es la única república nórdica y, aunque ahora los finlandeses se congratulan por tener un sólido sistema parlamentario, hasta finales del siglo XX su presidente tenía tanto poder que era considerada coloquialmente como la única verdadera monarquía de entre los países del norte. Sin embargo, hoy el presidente ostenta tan solo un poder simbólico, aunque muy relevante para la identidad finlandesa.
Tras las reformas constitucionales del 2000 y sobre todo la de 2012 en la que también se incluye la mención a la Unión Europea en su Carta Magna, los poderes presidenciales se redujeron significativamente. Así, por ejemplo, el Primer Ministro sustituye al Jefe del Estado en la participación en las cumbres europeas y sus poderes se reducen prácticamente a la sugerencia de un candidato para Primer Ministro y el nombramiento formal y disolución del Gobierno del que el propio Presidente participa pese a que su actuación está supeditada a las decisiones de los Partidos Políticos involucrados en el Parlamento.
Así, nos podríamos cuestionar la trascendencia política de un Presidente como el finlandés, sin embargo, esta figura tiene una gran relevancia ya que es el máximo representante del espíritu de la población finlandesa y es fuente de estabilidad frente a los frecuentes cambios de Gabinete. Además, pese a que el Presidente de la República, al asumir el cargo, renuncia a toda afiliación política para permanecer neutral, la elección de un Presidente de diferente signo político al del Primer Ministro o grupo parlamentario mayoritario (actualmente Coalición Nacional), podría arrojar luz sobre los sentimientos de la población hacia el gobierno y cambiar o consolidar la orientación de Finlandia en la situación internacional actual, en un momento como el presente en el que muchos ciudadanos están preocupados o descontentos con las medidas que está llevando a cabo la derecha reaccionaria que tiene desde junio el poder en el Parlamento.
Relevancia y Candidatos de estas Elecciones
Otra cuestión de relevancia al acercarnos a estas elecciones presidenciales es, que suponen el fin de la Presidencia de Sauli Niinistö procedente del partido liberal Coalición Nacional, quien lleva en el cargo desde marzo de 2012 habiendo cubierto así el máximo de dos mandatos. En estas elecciones veremos a los finlandeses elegir a uno de los nueve candidatos presentados para quienes es esencial su credibilidad para implementar una política exterior y de seguridad ampliamente aceptada: Mika Aatola, un candidato independiente director del Instituto finlandés de asuntos internacionales, quién ganó atención mediática tras la invasión Rusa de Ucrania; Li Anderson cabeza de Alianza de Izquierdas, quien fuera ministra de Educación en el Gabinete de Sanna Marin y siendo a sus 36 años una de las personas más jóvenes a presentarse a Presidente en Finlandia; Sari Essayah de Democracia Cristiana; Jussi Hallaho, actual portavoz del Parlamento por el partido de los Verdaderos Fineses; Hjallis Harkimo, representante de Movimiento Ahora, un partido escindido de Coalición Nacional; Olli Rehn, director del Banco de Finlandia y excomisario de la UE, un candidato que se presenta de manera independiente como una opción de centro; Jutta Urpilainen, del Partido social Demócrata y Comisaria de Asociaciones Internacionales de la Comisión Europea desde 2019; aunque la verdadera disputa parece estar entre Alexander Stubb, exministro de Finlandia (2014-2015) miembro de Coalición Nacional y Pekka Haavisto miembro los Verdes y diplomático en las Naciones Unidas, que ya ha sido candidato a presidente en otras dos ocasiones quedando siempre por detrás del actual Presidente Sauli Niisstö.
Según las encuestas de la radiotelevisión pública de Finlandia (Yle) los candidatos más votados en las elecciones de Enero serán Alexander Stubb (28-31%) y Pekka Haavisto (23-26%) que, aunque seguidos con diferencia de Olli Rehn (12%), no superan la mayoría necesaria para su elección directa, por lo que se prevé una segunda vuelta el 11 de Febrero con Stubb y Haavisto como únicos posibles candidatos.
Trascendencia
La campaña electoral ha estado enmarcada principalmente entre diálogos sobre la situación internacional; aunque también se ha oído hablar mucho de política migratoria, natalidad, población, medio ambiente, género y acceso a los servicios sociales finlandeses.
De ganar Haavisto, con el apoyo en la segunda ronda de los votantes a Urpilainen o Andersson, este se convertiría en el primer Presidente perteneciente a los Verdes y también primer Presidente gay de la historia de Finlandia. Esto supondría un punto de inflexión en la política finlandesa ya que demostraría una relevante separación de la población respecto a la extrema derecha que tiene un gran peso en el parlamento con el partido Verdaderos Finlandeses. No obstante, parece que Stubb tiene mayores posibilidades de hacerse con la presidencia.
Esto consolidaría un cambio de postura en una Finlandia tradicionalmente neutral y fuertemente comprometida con los derechos humanos, que pasa a ser un país con políticas relativamente conservadoras en temas sociales y migratorios y que da cada vez más importancia a la seguridad. Todo esto en el marco de la reciente adhesión del país a la Alianza Atlántica que ya ha marcado un hito significativo. Así, teniendo en cuenta las recientes tensiones con Rusia y la alineación de Finlandia con las posturas de la UE, incluyendo la adopción de sanciones, se hace visible la creciente importancia de Finlandia en la seguridad y estabilidad europeas que se pueden ver afectadas por el resultado de las inminentes elecciones.