El día 8 de diciembre será recordado como el día en el que se aprobó la primera ley que regula la inteligencia artificial en el mundo. Este hito protagonizado por la Unión Europea (UE) refuerza la importancia de la comunidad política dentro de la esfera internacional.
¿Por qué es importante regular la inteligencia artificial?
El uso de la inteligencia artificial, conocida por sus siglas IA, es cada vez más habitual, pues los distintos sistemas de software y hardware son capaces de permitir interpretar, procesar y razonar datos tomando decisiones como si se tratase de un ser humano.
Hay distintos niveles de intensidad según la capacidad que tenga esa IA: en el nivel más bajo está aquella que se encarga de traducir textos en otros idiomas; en el nivel medio, la que es capaz de analizar y tomar decisiones; y en el nivel superior, la que es capaz de sobreponerse a la propia inteligencia humana.
Durante los últimos años, la UE había adoptado el liderazgo sobre la regulación de la IA para poder controlar su desarrollo, y, en consecuencia, los beneficios y peligros que esta podría presentar, pues al igual que, por ejemplo, existen las cookies de internet que ofrecen publicidades personalizadas o las cámaras termográficas que controlan la temperatura del cuerpo, también se corre el peligro de que estas tecnologías sean usadas de manera dañina para los individuos.
Cronología
Para saber cuándo surgió el interés por la IA, hay que retroceder hasta 2018, momento en el que la Comisión Europea comenzó a preocuparse por esta materia y decidió reunir a un grupo de profesionales encargados de desarrollar normas éticas sobre su uso. Mariya Gabriel, en aquel momento la comisaria de Economía y Sociedad Digitales mencionó que dicha tecnología debía estar al servicio de los ciudadanos, cumplir las normas éticas, impulsar los valores comunitarios y defender los derechos fundamentales.
Asimismo, ese mismo año, 25 Estados Miembros aprobaron la primera Declaración de Cooperación en Inteligencia Artificial que acabó dando lugar al Plan Coordinado sobre la IA, que tenía el cometido de que los Estados aprobasen estrategias nacionales sobre la materia; y, por otro lado, se creó la Alliance AI, unas asambleas de carácter periódico en las que distintos sujetos de diversos sectores afrontaban los desafíos sobre la IA y ofrecían recomendaciones. La última se celebró en Madrid en noviembre de 2023 en donde se recalcó la importancia de crear ya ese reglamento armonizado y se debatió sobre distintos aspectos de la IA como la ciberseguridad o los modelos generativos.
En el año 2020 se publicó el Libro Blanco en donde se recogió que la ley que regulase la IA tendría que ser capaz de valer incluso para las tecnologías que se desarrollasen en el futuro. El eurodiputado Tudorache indicó que era el momento crucial: era necesario establecer unos límites sobre dicha materia; y es en este momento en el que el Parlamento Europeo pidió a la Comisión que presentase una legislación. Al año siguiente, los Estados y la Comisión volvieron a acordar el Plan Coordinado sobre IA con nuevos objetivos como el incremento en las inversiones de sistemas de IA; y la Comisión, con el visto bueno del Comité Económico y Social Europeo, elaboró la propuesta de Reglamento que dividiría la IA en 4 niveles de riesgos distintos. En el 2022, el Consejo volvió a recalcar la importancia de que la futura ley proporcionase seguridad en el uso de la IA y respeto hacia los derechos fundamentales y valores comunitarios.
Ha sido en diciembre del 2023, en vísperas del fin de la presidencia española, cuando la Unión ha conseguido llegar a un acuerdo histórico en materia de IA, cuyo texto se espera que entre en vigor en su totalidad en el año 2026. Los políticos comunitarios han mostrado su alegría, y no es para menos, pues han sido los primeros en crear un marco normativo sobre la IA que ahora servirá de modelo a otros Estados no comunitarios. El Parlamento Europeo ha señalado que esta ley permite que los derechos fundamentales, la democracia, el Estado de derecho y la sostenibilidad medioambiental estén protegidos de la IA. Aún no se conoce la ley en su totalidad, pero se han regulado aspectos como que la vigilancia biométrica en tiempo real únicamente pueda usarse si existe una orden judicial o bien que la IA generativa respete las reglas de transparencia.