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Zuckerberg bajo presión: la investigación de Meta por parte de la Unión Europea

La Autonomia Estrategica de la Union Europea Fortaleciendo su Rol Global en un Mundo Multipolar
© Anthony Quintano, a través de Flickr (2019), versión adaptada

El pasado 30 de abril de 2024, la Comisión Europea inició una investigación formal para evaluar si la empresa tecnológica estadounidense Meta, conocida por plataformas como Instagram, WhatsApp y Facebook, había violado la Ley de Servicios Digitales (LSD).

A pocos meses de las elecciones al Parlamento Europeo, celebradas entre el 6 y el 9 de junio, Bruselas decidió inspeccionar con detalle ciertas políticas y prácticas de Meta relacionadas con la desinformación, ya que estas podrían haber influido significativamente en los resultados electorales.

¿De qué nos protege la Ley de Servicios Digitales?

Junto con la Ley de Mercados Digitales, la LSD forma parte de un paquete legislativo cuyo objetivo principal es garantizar un entorno digital seguro y justo en toda Europa.

En primer lugar, la LSD protege a los usuarios de servicios digitales y defiende sus derechos fundamentales, tales como la libertad de pensamiento, expresión, información y opinión libre de manipulación. 

Bajo esta ley, las grandes plataformas en línea deben ofrecer mayor transparencia en sus decisiones, explicando por qué limitan o eliminan ciertos contenidos, cómo operan sus sistemas de recomendación de contenidos, y adoptando una política de tolerancia cero frente a la difusión de contenido ilícito. También prohíbe la publicidad dirigida a menores usando datos confidenciales como la orientación sexual o el origen étnico y exige mecanismos ágiles para señalar desinformación, entre otros aspectos.

Estas normas se dirigen principalmente a intermediarios y plataformas en línea, como los mercados en línea (Amazon), redes sociales (Instagram y Facebook), plataformas de intercambio de contenidos (YouTube), tiendas de aplicaciones (Google Play Store) y plataformas de viajes y alojamiento en línea (Booking.com).

Para grandes empresas como Meta, cuyas plataformas cuentan con más de 45 millones de usuarios en la UE y un considerable impacto en la sociedad, estas obligaciones son aún más estrictas.

¿Cuáles son las presuntas infracciones cometidas por Meta?

La investigación se abrió debido a la preocupación de que Meta no estaba haciendo lo suficiente en Facebook e Instagram para combatir la desinformación promovida por agentes extranjeros, principalmente Rusia, de cara a las elecciones europeas. Se cuestionó la lentitud del sistema de moderación de estas redes sociales para evitar la propagación de noticias falsas y bulos políticos, además de la decisión de silenciar ciertas voces sin una justificación adecuada, lo que implicaría un incumplimiento de los estándares fijados por la LSD.

No es raro que actores políticos instrumentalicen estas plataformas en su propio beneficio. Durante la campaña europea, Rusia intensificó sus esfuerzos de interferencia y desestabilización política, divulgando desinformación y propaganda en línea. Uno de estos casos salió a la luz gracias a una investigación coordinada entre varios Estados Miembros, que reveló la existencia de una red de influencia rusa que pagaba a eurodiputados de extrema derecha de diversas nacionalidades con el objetivo de ganar más apoyo prorruso en el Parlamento Europeo.

Meta, como otras grandes empresas, debe proteger a los usuarios de sus servicios digitales de este tipo de manipulación invisible pero omnipresente. Tras analizar los riesgos sistémicos, estas compañías han de establecer salvaguardas para mitigar intentos de injerencia electoral. Una de esas salvaguardas, CrowdTangle, fue implementada por Meta antes de las elecciones de junio y permitía a la sociedad civil monitorear las elecciones, pero fue desactivada el 14 de agosto de 2024.

A raíz de esto, la Comisión envió a Meta una solicitud de información, en virtud de la LSD, sobre las medidas adoptadas para cumplir con sus obligaciones de transparencia. Esto incluye proporcionar acceso a datos públicos a los investigadores en las plataformas de Facebook e Instagram, así como planes para mejorar las funcionalidades de seguimiento electoral y promover el discurso cívico (buscando un reemplazo adecuado para CrowdTangle).

Meta tenía hasta el 6 de septiembre de 2024 para proporcionar la información solicitada.

¿Cuáles serán los próximos pasos?

De acuerdo con el proceso formal recogido en la LSD, la Comisión evaluará la respuesta de Meta y determinará las medidas a tomar. Dado que la investigación aún se encuentra en una fase inicial, el proceso de recopilación de pruebas sobre el cumplimiento de la LSD sigue en marcha, por lo que las posibles infracciones aún no se han confirmado.

Si, tras recibir la información de Meta, la Comisión sigue sospechando de una infracción, podría iniciar un procedimiento formal. Antes de emitir una decisión de incumplimiento de la LSD, Meta tendría la oportunidad de «autodefenderse», respondiendo a las conclusiones preliminares de la investigación que llevarían a la decisión de incumplimiento. Esta medida más tajante podría conllevar multas de hasta el 6% de la facturación global de la compañía.

Actualmente, no se ha confirmado si Meta ha proporcionado la información requerida. Si la compañía ofrece información incorrecta, incompleta o engañosa, o si no responde, la UE probablemente iniciaría un procedimiento formal y podría imponer sanciones económicas significativas y multas coercitivas. Todo esto ocurre en un contexto de presión creciente, ya que Meta fue recientemente sancionada por infringir el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).

En conclusión, la era actual de plataformas digitales y servicios en línea sigue presentando grandes desafíos para los legisladores europeos e internacionales.

¿Será Europa capaz de garantizar una protección eficaz para sus ciudadanos frente a los riesgos derivados de plataformas tan influyentes como Facebook e Instagram? ¿Cómo se podrá reparar el daño causado a las democracias europeas por las campañas de desinformación y las noticias falsas, que muchos perciben como veraces? ¿Dónde se trazará la línea entre la protección de la libertad de opinión  y la intervención contra la propagación de información engañosa?

Lo que está claro es que la UE aún tiene mucho trabajo por delante.

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