Tras el escándalo protagonizado por Catar y Marruecos hace casi dos años, la sombra de la corrupción y la injerencia extranjera vuelve a asomar por Europa, esta vez por parte de Rusia. ¿Qué sabemos hasta el momento de esta trama?
¿Qué ha sucedido?
A finales de marzo, la República Checa anunció que había sancionado a un medio llamado Voice of Europe, que, si bien trataba asuntos europeístas, parecía representar más bien la “voz de Rusia”, ya que intentaba influir en las elecciones europeas de junio. Su cuenta de X (anteriormente Twitter) estaba plagada de teorías conspiranoicas de extrema derecha como el daño derivado de los confinamientos durante la pandemia de la COVID-19 o las supuestas estadísticas de crímenes sexuales cometidos por migrantes.
El gobierno checo sancionó a varios involucrados: el oligarca ucraniano Victor Medvedchunk, destacado político prorruso que fue entregado en 2022 a Rusia en un intercambio de presos, un ucraniano-israelí llamado Artem Pavlovich Marchevskyi, que supuestamente manejaba la web, además del propio medio Voice of Europe, que ya está inactivo. En la investigación iniciada por Polonia se han incautado móviles, discos duros y más de 80.000 euros en efectivo.
El gobierno belga, por su parte, anunció poco después que algunos eurodiputados habían aceptado sobornos a cambio de difundir propaganda rusa o antiucraniana (contra la integridad territorial, la soberanía o la independencia de Ucrania). De acuerdo con la prensa checa, el candidato alemán por Alternativa para Alemania, Petr Bystron, de extrema derecha, habría aceptado 25.000 euros para intentar influir en la opinión pública europea.
Aunque las investigaciones se han llevado a cabo en la República Checa, Bélgica o Polonia, esta trama también afecta a políticos de otros países como Alemania, Francia, Hungría o Países Bajos, según las autoridades checas. De acuerdo con El País, este escándalo estaría relacionado con el conato de reconstrucción, por parte del Kremlin, de la red de inteligencia presente en los países aliados de la OTAN, la cual se había visto mermada debido a la expulsión de sus activos tras la invasión de Ucrania.
Las reacciones en la Unión Europea
Después de que el escándalo saliera a la luz, muchas han sido las reacciones a lo largo y ancho de la Unión Europea. La República Checa, país donde estalló todo, propuso imponer sanciones en toda la UE a quienes tuvieran algún tipo de relación con la red de propaganda. Bélgica concuerda con dicha propuesta; no obstante, cree que todos aquellos que hayan recibido algún soborno deben someterse a la justicia belga, que abrió una investigación. Además, De Croo propuso que los mandatos de la Fiscalía Europea y de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude se amplíen para que puedan procesar a los implicados en caso de que no tengan la competencia en estos momentos. También se está investigando en este país un escándalo de corrupción europea que favorece a funcionarios de Catar, Marruecos y Mauritania.
En la Comisión Europea, la vicepresidenta que ostenta la cartera de Valores y Transparencia, la checa Vera Jourová, declaró: «No podemos permitirnos ir un paso por detrás de Putin y su propaganda en el tablero de ajedrez […]. Tenemos que tener siempre en mente que usará la desinformación y la injerencia extranjera como armas para dividir a Europa».
Por su parte, en el Parlamento Europeo, principal foco del escándalo, un portavoz señaló que Roberta Metsola era consciente de las acusaciones hacia algunos parlamentarios y que esperaba descubrir más datos acerca de los mismos. Algunos grupos parlamentarios con peso en la institución, tales como los socialdemócratas, los liberales o los verdes, pidieron una investigación o un debate sobre este escándalo urgentemente. Así, a finales de abril, el pleno aprobó una resolución por la cual se instaba a los Estados miembro a reforzar la seguridad interna para identificar posibles futuros casos de injerencia, a aplicar sanciones y a impartir formación en materia de seguridad a los eurodiputados y su personal. Por otro lado, la resolución pide al Consejo que incluya a los medios propagandísticos respaldados por el Kremlin en el próximo paquete de sanciones contra Rusia.
En definitiva, los eurodiputados reclaman medidas integrales y a largo plazo, que han de tomarse conjuntamente por la UE y los Estados. De hecho, ya se ha activado el mecanismo de crisis de la UE para coordinar el intercambio de información entre los 27 ante la celebración de las próximas elecciones de junio para evitar, así, los intentos de injerencia que puedan tener lugar durante este periodo.
Mientras tanto, los parlamentarios que tuvieron algún tipo de contacto con Voice of Europe o concedieron entrevistas, como el alemán Maximilian Krah (de la ultraderechista Alternativa para Alemania y posicionado varias veces del lado de Rusia en algunas votaciones), han negado estar involucrados o haber recibido sobornos. Respecto al alemán Krah, en el pleno en el que se aprobó la resolución mencionada anteriormente, el Parlamento pidió a Alternativa para Alemania que aclarara sus posibles relaciones financieras con el Kremlin, especialmente tras conocerse la investigación por parte del FBI al eurodiputado (se sospecha que efectivamente recibió dinero ruso) y la detención de su asistente, acusado de ser un espía chino.
Muchos como la ministra del Interior alemana, Nancy Faeser, consideran que la respuesta de Europa hacia este tipo de intromisión o intento de ejercer influencia en el seno de la Unión Europea, en un momento tan convulso en el que a Rusia le interesa que la opinión pública del viejo continente le sea favorable, ha de ser contundente y firme, ya que están en juego la democracia y los valores de la UE.