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¿Qué hay en mi bolso? Kit de Emergencia para la Europa del siglo XXI 

En la era digital, los vídeos de “¿Qué hay en mi bolso?” se han convertido en un fenómeno viral.

Influencers y celebridades como Rosalía desvelan sus objetos personales con fines de marketing, promocionando discos, marcas, colaboraciones…, en definitiva, atrapando a millones de espectadores con contenido aparentemente banal, pero muy efectivo. Sin embargo, ¿qué pasaría si esta misma dinámica se trasladara a los protagonistas de la política europea? ¿Qué llevaría en su bolso la comisaria europea de Gestión de Crisis, Hadja Lahbib? ¿Y qué deberíamos llevar nosotros? 

La respuesta está en la reciente Estrategia de Preparación de la Unión Europea para prevenir amenazas y crisis emergentes. Esta iniciativa, promovida por la Comisión Europea, pone sobre la mesa una cuestión fundamental: la necesidad de contar con un “kit de supervivencia” para afrontar escenarios de emergencia. Lejos de la frivolidad del contenido viral, esta estrategia propone que todo ciudadano europeo esté mínimamente preparado para sobrevivir durante 72 horas en situaciones críticas. Agua embotellada, linterna, baterías, alimentos no perecederos, radio portátil, papel higiénico o medicamentos básicos son algunos de los elementos recomendados. 

La Unión Europea se enfrenta a un escenario incierto. En los últimos años, hemos presenciado fenómenos meteorológicos extremos, como la DANA en Valencia, olas de calor sin precedentes o tormentas como Boris, que provocó más de una decena de muertes en Europa Central. A ello se suman amenazas híbridas y ciberataques, como el caso de “Triangulation”, así como tensiones geopolíticas exacerbadas por declaraciones de Trump, quien sugirió “alentar” a Rusia contra países europeos que no cumplan sus compromisos financieros con la OTAN. Estas declaraciones avivan el temor en regiones fronterizas y revelan la fragilidad del orden internacional. 

La Estrategia de Preparación de la UE no busca alarmar ni promover el catastrofismo. No se trata de invocar escenarios dignos de una película de ciencia ficción. Todo lo contrario, su objetivo pasa por fortalecer la resiliencia, tanto de las instituciones como de los ciudadanos, ante crisis de cualquier índole. Para ello, la Comisión Europea propone un conjunto de medidas estructurales: refuerzo de los servicios públicos esenciales (salud, transporte, educación), mejora de las capacidades de los almacenes de reservas estratégicas, creación de protocolos de emergencia accesibles y eficaces. 

Además, el plan contempla la creación de un Centro de Gestión de Crisis de la UE, que coordine las respuestas transfronterizas a emergencias y centralice la toma de decisiones. Este centro actuaría como nodo de información y acción inmediata, en colaboración con autoridades nacionales y organizaciones internacionales. 

Otro eje fundamental consiste en la mejora de la coordinación entre fuerzas de seguridad, servicios civiles, protección civil y servicios sanitarios, así como la colaboración público-privada y la implicación directa de la ciudadanía. Se reconoce que la respuesta eficaz a una crisis no depende únicamente de los gobiernos, sino que requiere de una red interconectada de actores capaces de actuar con agilidad. 

La dimensión internacional también ocupa un lugar destacado. La Unión Europea apuesta por fortalecer sus relaciones con socios estratégicos, como la OTAN, para hacer frente a riesgos compartidos, en especial los cibernéticos y militares. El plan prevé fomentar ejercicios conjuntos de preparación, intercambio de información y creación de estándares comunes de respuesta. En definitiva, esta estrategia nos recuerda que la seguridad no es solo competencia de los Estados sino que también es responsabilidad de cada individuo.

Tener un pequeño kit de emergencia no implica paranoia, sino conciencia ante escenarios graves y plausibles. Del mismo modo que exigimos respuestas eficientes por parte de nuestros gobiernos, también debemos estar preparados para actuar con autonomía ante situaciones adversas. Porque, en un mundo cada vez más incierto, la preparación es la mejor herramienta para la resiliencia.

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